A la memoria de Jorge Cereceda, chileno-mexicano de alma socialista
La designación de Consejeros y Presidente del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Jalisco (IEPC), por parte del Congreso local, es legalmente inatacable pero totalmente cuestionable si se sigue una lógica democrática; un Congreso despreocupado por la legitimidad, vulnera la autonomía que otorga la Constitución a organismos públicos encargados de velar por el interés general. Así viene sucediendo en Jalisco y en el país con los organismos electorales, al igual que con los vinculados con la transparencia y el derecho a la información, o con las comisiones que velan por los derechos humanos. La partidocracia distorsiona el interés general al asaltar, mediante la división de cuotas de poder, la distribución de consejeros y presidencias en todos los organismos públicos autónomos.
Con estos procedimientos, ni el árbitro electoral hará mejor su papel de imparcialidad en el conjunto del proceso eleccionario, ni el IEPC como autoridad promotora de ciudadanía, tendrá bases legítimas suficientes para favorecer que la voluntad general se exprese más allá de las urnas. El Congreso local siguió un libreto que tiene hastiada a la opinión pública por pervertir la designación de consejeros de los organismos públicos autónomos. Ofreció mejorar razonadamente la selección del Presidente y Consejeros del IEPC y transparentar los debates parlamentarios relacionados, pero actuó a contracorriente de su oferta, pues las dirigencias partidistas negociaron por fuera del Congreso e hicieron a un lado los criterios definidos por el propio Congreso: evaluación de capacidades mediante examen escrito, valoración de experiencia, trayectoria y apego al perfil idóneo de consejero o de Presidente del Instituto electoral, como lo señaló David Gómez Álvarez, Presidente saliente del IEPC, en Público-Milenio (31-05-2010), en un tono franco y directo, inusual en este tipo de funcionarios.
Tan hastiadas nos tienen esas designaciones simuladas de razonamiento parlamentario, que algunas agrupaciones ciudadanas antes exigentes de transparencia y razonamiento público, abandonaron demandas de legitimidad en esta ocasión para la designación de consejeros. Empero, sin respaldos legítimos no basta la legalidad para hacer avanzar la democracia, ni siquiera en su dimensión puramente electoral. Desatender la legitimidad relega aún más la participación ciudadana que es condición para someter a pruebas de control y validación, a la vez concurrentes y complementarias, al ejercicio del voto. El gobierno, sin el complemento entre democracia representativa y participativa, deja de estar al servicio del interés general y se convierte en rehén de los intereses partidocráticos que finalmente están sujetos por los poderes fácticos del dinero, los medios y las jerarquías eclesiales, como lo muestran varios procesos legislativos recientes, o el impedimento para ejercer libremente Plebiscitos o Iniciativas Populares legítimamente convocados.
Se ha generado, así, un círculo perverso que reproduce sin cesar el poder partidocrático. Tal parece que la fuerza electoral proveniente de los comicios más recientes, da el poder para designar el número y la calidad de los consejeros que tocan a cada partido político. Y como el PRI gobierna la mayoría de jaliscienses, y cuenta con más diputados, se dio el derecho, con la complicidad del resto de partidos, para definir al Presidente y la mayoría de consejeros con personas afines con su plataforma partidaria. Antes, así lo hizo Acción Nacional. Con honrosas excepciones, nombrar consejeros implica compromisos para las dos partes, cuyo cumplimiento se cobra antes, durante y después del proceso electoral, trátese de la distritación, de organizar la jornada electoral, de la exigencia de rendición de cuentas por los gastos en campaña, o del manejo legaloide de conflictos postelectorales. El círculo lo cierran jugosos salarios y financiamientos partidarios, con los que se (auto)benefician los representantes “populares” negados a validaciones legítimas.
viernes, 4 de junio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario