A Alfonso Alfaro Barreto, Doctor Honoris Causa del Sistema Universitario Jesuita
A escasas dos semanas que finalice la veda electoral, se impone un balance sobre aportes y retrocesos en la democratización mexicana. En el entendido que si las elecciones son libres, equitativas y justas ganamos todos en la construcción pública de la democracia. Me decía un amigo: Si así está la veda ¿cómo estará la cacería? Tiene razón, el periodo de intercampañas anuncia el derrotero preocupante de la contienda electoral. No se avizoran mejoras en la comunicación entre partidos y sociedad, pues hay variados motivos que incrementan el desencanto; son escasos los planteamientos electorales con visión de Estado a la altura de la crisis civilizatoria que padecemos y el ideario ciudadano de paz con justicia y equidad no logra implantarse en una arena pública en la que se compartan valores transformadores.
En la apertura de los partidos a la sociedad, más allá de su militancia, hubo aciertos: encuestas orientadoras para seleccionar precandidatos; votaciones abiertas para elegirles; cierta libertad y tiempo suficiente para debatir propuestas y para organizar los respaldos. Sin embargo, se reprodujeron prácticas clientelares que incidieron en la spotización de la política, compra y coacción del voto, acarreos, ratones locos, prácticas supuestamente desterradas en partidos que se reclaman democráticos. Además, imperó la verticalidad de poderes en cascada; los de más arriba se eligieron buscando cierta pulcritud, pero los puestos “inferiores” a elegir, fueron secuestrados por el reparto de cuotas entre precandidatos y grupos internos de poder. Aunque Acción Nacional llevó precandidaturas “menores” a elecciones partidarias, ni ese partido ni la coalición de izquierdas se abrieron al voto ciudadano ni a encuestas “orientadoras” que permitieran compartir la decisión para seleccionar a los precandidatos respectivos. En lugar de consultas ciudadanas, los puestos “inferiores” se negociaron bajo opacas tradiciones partidocráticas.
Partidos y coaliciones terminarán la veda con descalabros de distinta magnitud. Los mecanismos “eleccionarios” internos del Revolucionario Institucional, fundados sobre el control vertical del grupo de su candidato presidencial, imperaron en toda la estructura-maquinaria electoral. Así, se produjeron disidencias y trasvases de inconformes y sus grupos principalmente hacia el PRD. Acción Nacional, muestra heridas causadas por la reproducción de prácticas clientelares y corporativistas, antes denunciadas como patrimonio exclusivo del priismo y corrientes neopopulistas también presentes en la izquierda. Descalabros que llevaron a cuestionar capacidades y legitimidades de las comisiones electorales panistas en algunos estados. En Chihuahua, hay pronunciamientos públicos críticos, y en el proceso electoral jalisciense, Alfonso Petersen documentó irregularidades. La coalición de izquierdas jalisciense fracasó, pues la lucha por posiciones a elegir confrontó al precandidato a gobernador con el PRD y lejos de abrir las decisiones a consultas ciudadanas, ambas partes recurrieron a prácticas que critican: el madruguete, el poder corporativo, la descalificación mutua.
La reforma política de 2007 evitó la mercantilización mediática de campañas, pero evadió el debate, lo que propició campañas mediocres, ambiguas, falsamente pulcras. Los poderes fácticos torpedean el privilegio al uso del tiempo público estatal en sus medios y seguirá insistiendo en homologar libertad de expresión y mercado publicitario. Bien por la integración de distinguidas personalidades en el IFE para completar su Consejo General, pero mal por la falta de una reforma política de fondo como parte de negociaciones propicias durante el periodo electoral. La muestra más perversa de ese déficit lo representan las candidaturas plurinominales, cuyas listas y prioridades definen exclusivamente los partidos. Eso fortalece la partidocracia y es la principal responsable de las fisuras partidarias, pues impera la codicia sobre puestos casi seguros para los que no se trabaja ni comprometen a reciprocidad alguna con el electorado.
viernes, 16 de marzo de 2012
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