viernes, 27 de abril de 2012

LA PRIMAVERA, CREAR 1, 2, 3 CONTRAFUEGOS

Un par de libros del sociólogo francés Pierre Bourdieu, alrededor de las resistencias que ensayan los movimientos sociales para detener los desastres generados por el capitalismo especulativo en el mundo, se intitulan Contrafuegos. Esas barreras puestas contra los incendios destructores y devoradores de todo para que no pase y acabe extinguiéndose a sí mismo. La tragedia que representan miles de hectáreas de bosque devastadas dentro de la zona protegida de La Primavera, tiene graves repercusiones ambientales pero, sobre todo, expresan la crisis del modelo de civilización que nos agobia. Además de los contrafuegos que heroicamente se construyen en la zona directa del macro incendio devastador, necesitamos crear los contrafuegos necesarios para detener la depredación miserable de nuestras condiciones generales de vida. Contrafuegos contra la antipolítica ambiental. Zona de protección pionera en el país, al Bosque de la Primavera se le dio un estatuto que preveía su conservación con fines culturales, en el plan de preservar la biodiversidad, concepto que representa un campo de armonía y conciliación entre la sociedad y la naturaleza por excelencia. Sabernos parte de cadenas vitales y hermanarnos con materiales y formas de vida de las que somos parte, nos obliga a integrarnos humildemente con ese entorno, lo cual es contrario a la soberbia colonizadora que impone con cada vez más fuerza el mercado. Además de esos fines socioculturales, la condición protegida del bosque, pretendía finalidades prácticas, como la de preservar el pulmón más robusto productor de oxígeno para la metrópoli que crece incansablemente. Al paso de gobiernos locales y federales de distinto signo, no se crearon sin embargo las instituciones ni las políticas ambientales que acompañaran las intenciones proteccionistas del singular bosque por la diversidad de su flora y fauna. Contrafuegos contra la antipolítica urbana. No obstante que la legislación federal y estatal fueron afinando sus conceptos, acompañadas de movimientos ambientalistas internacionales y locales, atentos a mitigar los impactos ambientales negativos y generar reservas de biodiversidad, al Bosque de La Primavera se le regatearon los recursos, pues si acaso el Ayuntamiento de Zapopan destinó tímidos recursos para la protección de esa zona, en ocasiones recibiendo magros recursos estatales y federales. Gobiernos de distintos órdenes confundieron la zona protegida con una bolsa de recursos sometida a proyectos de expansión utilitaristas pero no sustentables, como fue el caso del fallido proyecto geotérmico de la Comisión Federal de Electricidad, el cual fue pacientemente desmantelado por razones técnicas y ambientales que sostuvieron el Laboratorio Bosque de la Primavera, de la Universidad de Guadalajara, fundado por el Dr. Arturo Curiel, y grupos ambientalistas informados. Contrafuegos contra el antimodelo de desarrollo. Por estudios profundos sobre las dimensiones ambientales, socioculturales, socioeconómicas y urbanísticas, no padece La Primavera. Por planes parciales de ordenación territorial tampoco. Por lo que padece esta sensible zona es por la corrupción encarnada en los fraccionamientos y transformaciones diversas de los usos del suelo tanto del bosque protegido como sobre su zona de amortiguamiento. En el extremo, incendios provocados facilitaron el camino a fraccionadores voraces, pero también el incumplimiento de los planes de manejo de ambas áreas, bosque y área de amortiguamiento. Se han querido hacer pasar como racionales y necesarios algunos proyectos de “desarrollo urbano”, como las Villas Panamericanas, o la megaurbanización del Bajío. El macrolibramiento, es otra muestra de soberbia colonizadora. Proteger no significa dejar intocado al bosque; frente al abandono gubernamental, que mantenía impago desde hacía tres semanas al personal encargado de la protección, y la falta de recursos públicos para atender a brigadistas, aunque para subsanarlo interviene la sociedad, urgen contrafuegos que paren el incendio de la irracionalidad especulativa, la corrupción y el desentendimiento público.

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