viernes, 6 de febrero de 2009

LAS ALTERNATIVAS DEL FORO SOCIAL MUNDIAL

En la novena edición de este Foro, realizada en Belem, Brasil, del 27 de enero al 1 de febrero pasados, se reafirmaron resistencias sociales contra los efectos devastadores del capitalismo: guerra, combinación explosiva, única en la historia humana, de tres crisis simultáneas: energética, financiera y ambiental, que han llevado a la polarización económica, al empobrecimiento mayoritario, desigualdades y exclusiones sociales sistemáticas. También se afinó una agenda social alternativa, producida mediante reflexión y diálogo entre quienes cotidianamente construyen esa otra manera de actuar y convivir, de procesar paralelamente demandas y propuestas de solución.

Se definieron alternativas sectoriales mediante modelos de gestión colectiva democrática del agua, tierra, vivienda y crédito, una carta laboral, así como movilizaciones mundiales por otro sistema financiero, por la paz mundial, la cooperación y un desarrollo sustentable “antiimperialista, feminista, ecológico…” En una actitud convergente, los movimientos sociales identificaron su quehacer común; los indígenas llamaron a una Movilización Global en defensa de la Madre Tierra; organismos planetarios como Vía Campesina o la Asamblea de Movimientos Sociales, comunicaron sus conclusiones que precisan acciones y sueños a realizar. Se reivindicó la diversidad intercultural e interreligiosa con críticas a la dominación neocolonial. Una teología de la liberación revalorizada cree que “otra iglesia es posible”.

La riqueza del FSM para entrelazar escalas socioespaciales es manifiesta. Por la ubicación estratégica de Belem, el Foro Panamazónico ocupo todo un día de actividades. Siete países aportan partes para la Amazonía, territorio emblemático de la biodiversidad asediada. En más de 100 localidades de una treintena de países “Belem Ampliada” le dio densidad mundial al Foro; incluido Jalisco, donde hubo actividades en esa semana de acción global. El FSM reunió mas de 100 mil asistentes de 132 países.

Destacó la discusión sobre Lo Alternativo, pues el diagnóstico sobre la dimensión de la crisis mundial del capitalismo es heterogénea ¿crisis terminal o eficiencia adaptativa? No es lo mismo ser anti-neoliberal que anticapitalista. Y, el significado del Post-neoliberalismo confronta la disyuntiva entre cambio y reproducción capitalista. Lo realmente alternativo para el FSM, es entonces el socialismo del siglo XXI, concepto en el que compiten gobiernos y pueblos: consensos de abajo hacia arriba o decretos verticales estatistas. Los discursos de cinco presidentes (Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay y Venezuela) en Belem, evidenciaron un nuevo protagonismo del Estado-nación, en su contribución a la agenda mundial alternativa. Frente al hiperrealismo del estado-centrismo neoliberal –su máxima expresión Estados Unidos-, asoma la alternativa del Estado social nacional.

Ese Estado social con programa nacional-global, deja interrogantes. Si los movimientos sociales son antisistémicos ¿cómo se pueden relacionar con el mundo instituido heredado? Particularmente con el complejo entramado de procesos electorales, gobierno y régimen político ¿Cómo se formulan nuevas Constituciones nacionales, en tanto pactos sociopolíticos incluyentes, pluralistas? ¿Qué significa construir actores con nuevas formas de ciudadanía en este marco nacional-global? Los migrantes, o los ciudadanos de los bloques comunitarios regionales ¿tienen derecho a doble ciudadanía, a una ciudadanía supranacional, a una ciudadanía mundial? Dispersar el poder, más que descentralizarlo ¿contribuye a la autonomía étnica y regional, al protagonismo local? ¿Cómo derrotar las reacciones oligárquicas regionales y de poderes fácticos contra ese poder local-global democrático? ¿Quién lleva la mano en la generación de relaciones Sur-Sur, los gobiernos, los pueblos, la “sociedad civil”?
Los Derechos Económicos, Sociales y Culturales cobraron centralidad en el FSM. Su vulnerabilidad, tanto como su promoción y activa defensa mostraron su vigencia como alternativa para la convivencia, sin inseguridad pública, sin diversas manifestaciones de violencia guerrera o invasora y agresiones contra mujeres, viejos desvalidos; sin militarización de la seguridad pública que criminaliza la protesta pública; con derecho a manifestarse contra el malestar, la desigualdad y la exclusión.

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