viernes, 26 de febrero de 2010

AUTONOMÍA LATINOAMERICANA: DESAFÍOS PARA MÉXICO

Ciertamente, la formación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELC), acordada esta semana en Cancún, tiene implicaciones históricas. Por primera vez en su historia independiente, los países de esta región deciden crear un organismo propio, sin tutelas de metrópoli alguna, como lo han sido: la Cumbre de las Américas, impulsada por Estados Unidos, que en los hechos orienta también la Organización de Estados Americanos; la Cumbre Iberoamericana, que fomenta España; la Cumbre Europa-Latinoamérica y Caribe, que impulsa la Unión Europea. Ésta búsqueda de autonomía latinoamericana tiene sus antecedentes más cercanos en el Grupo de Río, un espacio de diálogo y concertación política intergubernamental, que recientemente integró a Cuba, a instancias de México, con lo que se convirtió en el espacio propio más incluyente de la región y, desde diciembre de 2008, la Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo, que reunió a todos los mandatarios de Latinoamérica y el Caribe, sin la presencia de Estados Unidos.

Un primer desafío para esta comunidad es su definición frente a Estados Unidos. Aquí se entrecruzan dos discursos gubernamentales: el de crear contrapesos frente a los espacios dominados por la potencia del Norte, y el de complementación sea desde la incondicionalidad, o desde el fortalecimiento de capacidades negociadoras ante las situaciones asimétricas que representan las relaciones con Estados Unidos. Si México asume éste último discurso, tendrá que definir su posición ante los organismos panamericanos liderados por Estados Unidos; particularmente, reconocer las ambigüedades que atraviesan a la OEA, cuyo Secretario no fue el candidato de Washington, quien rompió el veto contra Cuba; una organización antes ineficaz durante las guerras en Centroamérica, cómplice en la guerra de las Malvinas y pieza clave para reactivar el tratado Interamericano de Asistencia Recíproca después del 11 de septiembre.

La CELC, enfrentará tres temas estratégicos en las relaciones interamericanas: transformar la doctrina securitaria militarizada estadounidense, con ideas que actualicen la antigua propuesta canadiense de seguridad humana, sin que equivalgan a la “seguridad democrática” difundida por el gobierno colombiano; hacer avanzar una política que supere las limitaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, actualmente influida por el sesgo estadounidense; y trascender la Carta Democrática Iberoamericana, del mero certificado de buena conducta otorgado por Estados Unidos, hacia una carta que reconozca la pluralidad democrática representativa, participativa y comunitaria, como ya lo recoge la Constitución boliviana. En la agenda del desarrollo, es riesgoso para el gobierno mexicano el significado de la autonomía económica, si ésta equivale a incrementar tratados de libre comercio, no tanto acercarse a formatos comunitarios con reciprocidad, gradualidad y selectividad en la apertura comercial, y menos apuntalar vías que apunten hacia la creación de alternativas al neoliberalismo.

México tendrá que comprender las amenazas que asediarán a la nueva comunidad latinoamericana. Mantenerse firme frente a las divisiones que pueden causar gobiernos afines a su proyecto económico, que son además incondicionales de Estados Unidos; grupo de países que se ve incrementado con Chile, Costa Rica, Panamá, que pasaron recientemente por elecciones presidenciales ganadas por la derecha, además de Colombia, Perú y cuando se integre Honduras. El gobierno mexicano, tendrá que reforzar el diálogo y la concertación político-diplomática, ante las rivalidades que despierta el suramericanismo, cuyo liderazgo disputan Brasil y Venezuela, reconocer la originalidad de las experiencias de Bolivia y Ecuador, así como sostener su oposición al bloqueo estadounidense contra Cuba. Simultáneamente, abrir y reforzar canales de comunicación entre organismos sociales que se han constituido en oposición y resistencia frente a la integración neoliberal, para evitar que el desencanto político haga abandonar esta esperanzadora comunidad, dejándola como una costosa e ineficaz instancia retórica más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario