viernes, 14 de enero de 2011

JUAN PABLO ROSELL, TE EXTRAÑAMOS

Rafael del Barco, seudónimo con el que escribía en Público-Milenio sus deliciosas columnas “el caldero” y “Del Fogón a la Mesa”, en el suplemento Ocio, sobre cultura gastronómica, recetas de cocina, junto con impresiones muy atinadas sobre los restaurantes que visitaba acompañado de Mercedes, su mujer (hoy podemos decir que es Cristina Romo, su verdadero amor-pareja), decía con la modestia y la guasa que lo caracterizaban, que tenía unos cuatro lectores con quienes estaba muy agradecido. Quién sabe por cuantos se multiplicaban en realidad esos lectores, pero fui uno de entre ellos. Decidí dedicarle esta columna porque lo vi unos días antes de que falleciera y entonces platicamos sobre la probable, entonces, desaparición de su columna “el caldero”, además claro de la siempre buena plática que tenía. Escogió el 12 de diciembre para despedirse de sus lectores; no sabíamos que sería tan definitivo ese adios.

Nos dice Jaime García Elías que Juan Pablo “se inició en el periodismo en el diario capitalino ‘La Prensa’. Llegó a Guadalajara hace más de 40 años para hacerse cargo de las oficinas de la Agencia Amex. Participó en la fundación de ‘El Diario de Guadalajara’ y ‘Siglo 21 (hoy “Público”), donde hizo escuela por su pulcritud profesional y por su don de gentes.” Jaime Barrera, Director de Público-Milenio, recordó que Rafael del Barco “fue fundador y colaborador del periódico Siglo 21, donde no sólo escribió su columna gastronómica, sino que fungió como un ombudsman interno, de esta actividad se derivó su colaboración en la redacción del Libro de estilo del desaparecido diario.”

Un hombre talentoso que fue un sabio de la vida, alguien que encarnó individualmente eso que hoy buscamos con afán: el buen vivir. Mi primer contacto con él fue como paciente, pues entre otras de sus virtudes era un reconocido homeópata que además te ayudaba a reconocer cuál medicamento te convenía para que no dependieras de él.

Previendo extrañarlo, el 12 de diciembre escribí a Jaime Barrera, Director de Público,: “Me entristeció leer este domingo que Rafael del Barco dijo adiós a sus lectores. En ‘Ya con esta me despido...’ el gran calderero nos dice que ya cumplió un ciclo, pues todo por servir se acaba. Sin embargo, como lector dominical de la siempre agradable y sugerente columna de Rafael del Barco y de su entrañable Mercedes, he recortado y guardado muchas recetas de las propuestas, he gozado del buen humor y capacidad de disfrute de la vida cotidiana, mi aprecio por la cultura y la antropología de la comida mexicana ha crecido, he podido ser mucho más selectivo y exigente al escoger algún buen restaurante. No veo por qué todas esas aportaciones se tengan que acabar; aún el ciclo está abierto para quienes esperamos disfrutar del Caldero. Además, una de las columnas que ha singularizado al periódico Público-Milenio es la de Rafael del Barco. Desde Siglo 21, antecedente de este Diario, hemos tenido la fortuna de contar con sabrosos textos que aderezan ese periodismo del goce que tan bien le sale al calderero. Estimado Jaime Barrera ¿cómo le podemos hacer para convencer a Rafael de Barco para que siga aportándonos su sabrosa escritura? Estimado Rafael del Barco ¿no le podrás hacer como el buen músico que toca y toca, aunque diga ‘ya con esta me despido’ Abrazos para ambos, en la esperanza de que encuentren una buena receta para que los lectores podamos seguir gozando de "el caldero".

En la posada de Público-Milenio todavía hablé con Jaime Barrera sobre el posible regreso de Juan Pablo… aunque se apagó el caldero, nos queda el sabor a vida que él trasmitió, y los legados que nos descubra Cristina Romo, su compañera del alma.

1 comentario:

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