Difícil encontrar asideros para la esperanza de tiempos renovados de paz con justicia, equidad y solidaridad humana. Pesa mucho más la parte negativa de la balanza, pero nos urge potenciar y maximizar lo poco positivo que nos ofrece 2010. Ante incertidumbres, desencantos, inseguridad y violencia que nos invaden día a día, nos toca cultivar un optimismo razonado que nos haga asumir responsablemente nuestra actuación individual y en la vida colectiva a la que tenemos acceso. Aunque las instituciones públicas escapan de control, aumentan nuestras exigencias ciudadanas sobre ellas; ahí están los activos más esperanzadores con que contamos.
Postales mundiales. A pesar de nuestra impotencia frente al entorno global de la crisis, eminentemente financiera, que no cesa, la ubicación y definición de los problemas por parte de organismos de la sociedad civil (OSC) y de la comunidad científica e intelectual crítica, favorece contrapesos y alternativas informadas. Así lo vimos en la Cumbre del Cambio Climático en Cancún (diciembre, 2010), donde las instituciones internacionales y gubernamentales no pudieron ir más allá de los exiguos acuerdos de Copenhagen, mientras que las OSC consensuaron la agenda que podría hacer viable el futuro de la humanidad. También en Cancún, en febrero de 2010, los Presidentes, Jefes de Estado y de Gobierno reunidos sin la tutela de potencia extranjera alguna, deciden constituir la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe, una aspiración acariciada e impulsada por las OSC, que mucho podrá ayudar a la construcción autónoma de nuestra región.
Postales mexicanas. La tragedia de San Martín Texmelucan corrobora la irresponsabilidad de Pemex en la falta de mantenimiento de la red de oleoductos y de soluciones de fondo para su conflictiva ubicación en medio de poblados y la corrupción en el manejo de los recursos de la paraestatal. Sin embargo, al igual que el drama acontecido el 22 de abril de 1992 en Guadalajara, la organización ciudadana es la que saca coraje de la amarga experiencia al convertirse en guardián de los intereses de todos. Otra postal: la liberación del Jefe Diego, detona hipótesis encontradas frente a las cuales nos sentimos impotentes para conocer la verdad. Si su secuestro fue resultado de un canje por Nacho Coronel, quien todavía vive supuestamente gracias a un espectacular montaje de su asesinato; o si fue producto de ambiciones millonarias del crimen organizado, o si fue secuestrado por una guerrilla con proyecto transformador global, son hipótesis que no se descartan sino que acrecentan la capacidad investigadora de la prensa la exigencia de información veraz y comprobable.
Postal de amargos contrastes. Dos mujeres se deciden a actuar para exigir justicia frente al asesinato de familiares. Una de ellas, emprende una investigación financiada por su cuenta y llega hasta la detención y esperemos encarcelamiento de los culpables. Otra de ellas, se arma de valor civil y denuncia con pruebas contundentes el asesinato de su hija en Chihuahua, pero jueces corruptos liberan al presunto asesino, quien confabula el asesinato de su denunciante y de varios familiares. Frente a tales nexos con el crimen organizado, la indignación social crece y se organiza.
Postales luminosas. Entre lo más positivo de 2010 destaca la elevación a rango constitucional de las Acciones Colectivas, lo que permitirá una agregación de demandas individuales que comparten un problema común, lo cual podría facilitar la impartición de justicia a favor de grupos organizados. Asimismo, la organización social crece frente al autoritarismo y la arbitrariedad de los poderes fácticos, como fue el caso de la oposición exitosa a la Licitación 21, que impidió acrecentar el poder de Televisa y grupos asociados en la obtención fraudulenta de espacios Radioeléctricos. Dos cosas buenas que deja 2010.
viernes, 24 de diciembre de 2010
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