viernes, 29 de marzo de 2013
AGGIORNAMENTO, CATÓLICOS DE ÉPOCA
En 1962 se celebró el Concilio Vaticano II, la reunión más universal que haya tenido la iglesia católica en su historia. Menospreciado por algunos jerarcas y congregaciones religiosas, por sus objetivos entonces acotados a la pastoral eclesial y no por establecer o reafirmar dogmas de fe, ese Concilio sin embargo sigue constituyendo una referencia imprescindible para comprender la capacidad de la iglesia para adecuarse a su tiempo. El Papa Juan XXIII, popularizó entonces la palabra italiana aggiornamento, que significa poner al día, actualizar. En 2012, al celebrar los 50 años del histórico Concilio, Benedicto XVI, se refirió a esa puesta al día donde “El cristianismo no debe considerarse como ‘algo del pasado’, ni debe vivirse mirando perennemente ‘hacia atrás’ […]Y esta actualidad, este ‘aggiornamento’ no significa ruptura con la tradición, sino que expresa su vitalidad continua; no significa reducir la fe rebajándola a la moda de la época, al metro de lo que nos gusta o de lo que le gusta a la opinión pública" Un ejercicio de contemporaneidad donde Benedicto XVI, situaba la memoria como un impulso para el presente, no para su cómoda adaptación.
En el marco de ese cincuentenario, El grupo "ENCONTROS, Foro de curas galegos bispo Araúxo", quiere fortalecer la esperanza en tiempos de crisis eclesial, social y global, pues constatan que la iglesia católica se convirtió en “una organización excesiva e infundadamente jerarquizada, ineficaz para llevar a cabo su misión, hasta resultar ininteligible su mensaje.” A finales de 2012, señalaron que los dirigentes eclesiásticos desaprovecharon el aggiornamento del Concilio Vaticano II. Siguen agarrados al pasado, cierran las puertas a los ‘signos de los tiempos'. Con sus actuaciones u omisiones priman la vuelta a las formas y estructuras medievales: “Parece que le tienen miedo a una fe adulta, fomentan conciencias sumisas y dependientes. Sustituyen el estudio serio de la Biblia por el catecismo. La sociedad identifica a los cristianos con ideologías ultra conservadoras, contrarias a los derechos humanos.” Algunos curas gallegos piensan que la inexplicable cerrazón de la organización eclesial a los avances de la ciencia es una de las causas fundamentales del rechazo de la institución por parte de cristianos responsables y comprometidos con el “Reino de Dios en la sociedad actual.” Sus previsiones alertan: “La Iglesia quedó sin los obreros en el siglo XIX, luego sin la juventud en el siglo XX, y en el siglo XXI quedará sin las mujeres.”
"Francisco. El nuevo Juan XXIII" (Desclée-RD), el primer libro sobre el nuevo Papa, escrito por José Manuel Vidal y Jesús Bastante, acaba de salir a la venta con éxito en España e Iberoamérica. Ese título sitúa la esperanza en que el Papa Francisco, cumpla con la actualización de época que falta a la iglesia católica. Durante 50 años han caído paradigmas que se concebían estables y con potencial para cambiar y adaptarse: terminó el “Desarrollo Estabilizador”; sin Estado del Bienestar, crece la desigualdad social; se derrumbó el Muro de Berlín; se camufló la Guerra Fría bajo formatos multipolares. Entre el 11 de septiembre chileno y el de las Torres Gemelas, se incrementó la soberbia mortal del mercado y la polarización promovida por fundamentalismos religiosos. La nueva evangelización que propuso Juan Pablo II, respondió predominantemente a la crítica del socialismo burocrático de Europa del Este y de la Unión Soviética, pero entre los desafíos para el aggiornamento católico del siglo XXI está el que Francisco (re)inaugure la primavera eclesial que vaya contra viejos esquemas, viejos hábitos censores (las librerías del Opus Dei no distribuirán este libro), oscurantismo, falta de transparencia... Lo contrario al esperado aggiornamento que encabece el nuevo Pontífice.
viernes, 22 de marzo de 2013
PACTO POR MÉXICO, CUESTIONADO
Un proyecto de gobernabilidad democrática que se circunscriba al acuerdo entre los tres partidos nacionales más votados es insuficiente. El Pacto por México, si bien representa un piso de acuerdos básicos para gobernar al país, empieza a ser cuestionado conforme avanzan los proyectos de reformas constitucionales que impulsa el Ejecutivo federal. A pesar del esfuerzo realizado por el gobierno de Enrique Peña Nieto por encontrar puntos de consenso entre los partidos políticos, y de tratar de conciliar esos acuerdos con sus promesas de campaña; una vez que cada uno de los actores concernidos por las reformas plantean sus condiciones y defienden sus intereses, empiezan a brotar los desacuerdos y se desatan contradicciones y diferencias entre cada grupo de poder y los órganos de gobierno que participan de los intentos reformadores. ¿Qué factores políticos erosionan la capacidad de pacto para gobernar?
En primer lugar, la primacía de los partidos políticos y su incapacidad para organizar una narrativa convincente sobre su disposición para llegar a acuerdos firmes y duraderos. Por una parte, el PRI está obsesionado en su configuración como partido casi único, para lo cual busca verticalizar su cadena de mando al entregar al Presidente de la República, que ya es simultáneamente Jefe de Estado y Jefe de Gobierno, la dirección del partido. Así, se reconstituye el presidencialismo por la vía partidaria, mediante lo cual se rebasa el acotamiento de los poderes metaconstitucionales que bien que mal lograron los gobiernos panistas de la alternancia federal. Tal concentración de poder, permite disciplinar internamente las diversas corrientes políticas y alinear la heterogénea constelación de grupos de poder que se anidan en el partidote. Pero el control férreo de esos grupos, esconde la falta de compromiso unitario con las reformas emprendidas por el Ejecutivo federal.
Tanto el PAN como el PRD, atraviesan por fricciones internas que los debilitan, lo cual les impide también apropiarse y elaborar esa narrativa convincente implícita en firmar y sostener un pacto de gobierno. Aunque los panistas sufren una crisis de militancia más aguda, la dirección perredista enfrenta las críticas demoledoras de corrientes internas proclives al movimiento lopezobradorista y las presiones que este ejerce al descalificar cualquier acercamiento o pacto con el gobierno del PRI. Ni Acción Nacional, ni el PRD, tienen condiciones propicias para consultar a sus bases sobre el devenir del Pacto por México, ante lo cual cada partido está sometido a las directrices que imprimen los grupos dominantes de poder internos. Como resultado, se amplía la brecha entre militantes y directivas partidarias, lo cual debilita la capacidad de interlocución de cada partido para concretizar hasta dónde y en qué términos participan con el gobierno.
En segundo lugar, el Pacto por México no prevé consultas ciudadanas a quienes no están o no se sienten representados por los partidos políticos firmantes. Se privilegia la intermediación política que realizan los institutos políticos, sin dar espacio al creciente y demandante mundo de las organizaciones sociales. El Pacto tampoco contempla una interlocución organizada con las regiones que conforman la nación. Se va por una pista definida por reformas sectoriales, sin haber diseñado los mecanismos políticos institucionales que le dieran orden y jerarquía a las reformas emprendidas, dentro de un espacio y de un territorio heterogéneo y desigual. Por lo que el llamado proyecto de nación, aparece como una directriz dada de antemano desde el centro del país y desde los grupos hegemónicos del partido gobernante. Ninguno de los gobiernos estatales priístas refuerza la convocatoria del Pacto por México, ni tampoco promueven pactos por el estado que gobiernan, que vayan en la tesitura del consenso.
viernes, 15 de marzo de 2013
SISTEMA DE MEDIOS DEMOCRÁTICO
Aunque el mercado tiende a subyugar la democracia, uno de los signos más esperanzadores de la época actual es el incremento de las capacidades reguladoras del Estado, de su potencia para ampliar la esfera de lo público en lo que compete al interés general, sin negar espacios de legitimidad para el mercado cuando hay competencia y se frenan los monopolios. El tema de los medios es particularmente sensible de cara al debate democrático en todo el mundo, pues poder económico y poder político son condicionados por el poder mediático Recientemente enviado a San Lázaro, el proyecto de reforma al sector de telecomunicaciones, despertó una entusiasta aprobación por los partidos del Pacto por México, así como de la Asociación Mexicana de Derecho de Información (Amedi), que reúne a intelectuales y profesionales comprometidos con una nueva institucionalidad democrática de los medios de comunicación.
Sorprende que un proyecto tan avanzado en esa materia, haya emergido de un candidato cuyo “triunfo” fue marcado por la simbiosis entre medios y política. Máxime cuando la profundidad de la reforma fortalece al Estado y acota al Ejecutivo sin debilitarlo, mediante un organismo público autónomo: lo que será el Instituto Federal de Telecomunicaciones (Ifetel). Instancia que combatirá la concentración monopólica del sector al constituirse como responsable de otorgar las concesiones del espacio radioeléctrico, garantizará el acceso público a las Tecnologías de Información y Comunicación, lo cual le obliga a formular políticas públicas para la inclusión digital universal, a fomentar nuevas cadenas de televisión nacionales y a promover un entorno competitivo dentro del cual ninguna empresa podrá poseer más del 50 por ciento del ramo; pues el Ifetel podrá ordenar la desincorporación de activos de operadores predominantes que concentren más de 50 por ciento del mercado.
El nuevo mapa del poder en las telecomunicaciones mexicanas, ha sido aceptado en términos generales por los grupos empresariales que conforman las familias Azcárraga, Salinas Pliego y Slim. Sin embargo, el proyecto de ley impide que haya propiedad cruzada de medios, además que obliga a las firmas a desincorporar activos cuando rebasen el 50 por ciento del mercado. Vendrán tiempos de discusión intensa en el Congreso de la Unión, pues los intereses monopolistas afectados tienen aliados dentro y su poderío político se finca sobre la cobranza de favores a diputados y senadores electos bajo el apoyo mediático que esas empresas brindaron para sus campañas electorales. Frente al poder de operación política de los grupos mediáticos, también se ha incrementado la capacidad de supervisión de la sociedad civil sobre los legisladores, como es el caso de la Amedi y del movimiento #YoSoy132, que hizo visible la centralidad estratégica que representa democratizar los medios.
Otros factores polémicos previsibles en los debates parlamentarios, serán los relativos a la integración del Ifetel pues aunque la selección de sus siete integrantes sería mediante convocatoria a concurso abierta a profesionales expertos, la configuración actual del Instituto quiere ser preservada para mantener cuotas de poder entre los partidos. De ser así, se pondría en riesgo el potencial regulador del Ifetel para democratizar el sistema de medios, particularmente en la concesión de carácter público y social de espacios sin fines de lucro, no mercantilizados, como las radios comunitarias e indígenas, o sistemas de comunicación universitarios o estatales. Incluso, la obligación de pagar contraprestaciones cuando se ofrecen “combos” informáticos, o la prohibición de publicidad y propaganda calificada como engañosa, podrían ser corrompidos por la discrecionalidad que todavía priva en el Ifetel. Los gobiernos estatales que deben de aprobar la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones estarían tentados a promover un Instituto Estatal de Telecomunicaciones a modo.
viernes, 8 de marzo de 2013
HUGO CHÁVEZ, PASIÓN POR TRANSFORMAR
Ni santón ni villano. Si alguien desató un tratamiento sesgado en los medios fue el líder de la revolución bolivariana; frecuentemente reducido a una discusión llena de adjetivos descontextualizados, Chávez polarizó la opinión mundial y no era para menos. No debe de asustar la polarización política, pues las grandes transformaciones que se propuso generaron cuestionamientos, a diestra y siniestra, sobre los caminos para cambiar a la sociedad de un país, pero desde la interpelación al mundo, desde la exigencia de un cambio de época que puso en el centro del debate terminar con la desigualdad producto de la polarización social. Su pasión por alcanzar esa transformación le da un lugar destacado en la historia contemporánea, pero hay que salir de visiones maniqueas del todo bueno-todo malo y de falsos dilemas héroe-villano, para comprender aciertos y contradicciones desde la dimensión humana de su legado.
Busqué en Internet el número de referencias de los adjetivos discutidos en torno de su liderazgo y encontré que la polémica más socorrida es sobre su talante democrático: 66 millones de registros en inglés y menos de 4 millones en castellano, seguido del interés sobre su figura revolucionaria: casi 49 millones de registros en inglés y menos de 15 millones en castellano. Nótese que el interés sobre estos polémicos adjetivos es de más de 16 veces mayor en inglés, en el caso de la democracia y de 3 veces menor en castellano, en el caso del “Chávez revolucionario”. Cuando Busqué “Chávez dictador”, obtuve casi 5 millones de registros tanto en inglés como en castellano. Para mi sorpresa, porque creía que se trataba de los adjetivos más polémicos, “Chávez populista”, me arrojó casi 2 millones de registros en ingles; un millón en español y “Chávez fascista” aproximadamente millón y medio de registros en cada lengua.
Picoteando algunas de esas páginas electrónicas, constaté debates documentados en los temas democracia y revolución, mientras que dictadura, populismo, o fascismo, se acotaron principalmente a la descalificación sin argumentos. Sin duda que Hugo Chávez representa un legado político que sacude los valores que dan por ciertos e inamovibles las democracias occidentales, como una democracia de “resultados”, sin preguntarse sobre los beneficiarios; o una democracia “elitista”, que perdió su sentido popular; o una democracia “representativa”, que delega poderes en partidocracias que amplían brechas entre representantes y representados, en detrimento de una democracia participativa, con instrumentos directos que empoderen a la ciudadanía. Igualmente, el imaginario revolucionario como motor de transformaciones radicales despierta expectativas entre los excluidos, donde renacen esperanzas por ser protagonistas visibles de la nueva República.
En 1992, Chávez se subleva contra la masacre de más de tres mil venezolanos; su intentona golpista fue en reacción al gobierno represivo de Carlos Andrés Pérez. Tras de dos años de prisión, el gobierno de Rafael Caldera le concede amnistía, y Chávez funda el Movimiento V República, que recoge el malestar ciudadano frente a burocracias partidarias corruptas y elites criollas corruptoras que tenían postrada a la República. Chávez gana las elecciones de 1998 con el 56 por ciento, en coalición con el Polo Patriótico, y encabeza desde entonces la tarea titánica de refundar la comunidad política. Convoca a una Constituyente pacífica cuyo enraizamiento y legitimidad enmarcaron catorce años de amplias transformaciones económicas y sociales, que no estuvieron exentas de dificultades y contradicciones: quince elecciones, incluida una consulta revocatoria del mandato que gana y dos referendos que pierde; concentración del poder en el Ejecutivo y predominancia de militares en los gobiernos estatales chavistas. Éxitos económicos y persistente dependencia de la renta petrolera. Lejos de dictaduras, populismos o fascismos, Chávez inaugura transformaciones sociales inéditas.
viernes, 1 de marzo de 2013
AUDITORES, ¿NI POLICÍAS, NI SOLDADOS?
Casi igual que Al Capone, la Sra. Gordillo es detenida por motivos fiscales. A diferencia del legendario capo, a Elba Esther se le acusa por formar parte de la delincuencia organizada y no nada más por evasión fiscal. Imposible separar en ambos casos qué tanto estas consignaciones influyen en el imperio de la ley y qué tanto son influidos por una intención política. Al Capone encarcelado fue el símbolo de la eficacia en la lucha contra la mafia del narcotráfico; la Sra. Gordillo procesada, representa un símbolo plausible de lucha contra la corrupción, de esperanza contra la impunidad y de combate al empoderamiento fáctico. Clientelismo, coronado por el corporativismo, pero que no es producto de elección alguna. Un poder que no consulta sino que impone por encima de la Constitución.
Los signos políticos que rodean a doña Elba Esther, representan dardos muy bien calculados desde el poder instituido: la fecha escogida para detenerla, un día antes de la Asamblea General del Sindicato Nacional de Trabajadores al Servicio de la Educación (SNTE), que sería en Guadalajara, y un día después de anunciada la Reforma Educativa; la difusión oportuna de los cargos que por su magnitud y carácter, no admiten réplicas inmediatas que pudiesen poner en peligro los objetivos políticos buscados; el manejo impecable del debido procedimiento en la detención y el manejo televisivo del proceso que se está siguiendo en contra de ella, cubriendo los derechos humanos fundamentales. Por fortuna, estas operaciones no estuvieron a cargo de “García Luna Productions” ni por burdas maniobras publicitarias para mostrar a los detenidos como trofeos de guerra, presentados en horario triple A.
Quedan las especulaciones y las apuestas por los escenarios futuros. Lo primero que se viene a la mente es si esta detención será replicable para la reforma petrolera, pues el caso de corrupción y manejo del dinero proveniente de cuotas sindicales es tan escandaloso en el STPRM, en el sindicato de electricistas, o en el sidicato minero-metalúrgico, como lo es en el SNTE. También especulamos si se trata de una Política de Estado, más allá de un caso en el que el gobierno busca mostrar músculo y de alguna manera recuperar el poder corporativo en el sindicato más grande de Latinoamérica para favorecer al nuevo PRI. Porque la expectativa central gira en torno de la democracia sindical. Y desafortunadamente, no hay signos contrarios que indiquen un espíritu reformista que beneficie a los trabajadores, como se pudo constatar con la Reforma Laboral.
Con seguridad, el respaldo al gobierno federal se incrementará, como producto de la detención y, esperemos, el enjuiciamiento de la Sra. Gordillo bajo el debido proceso. El abogado de la lideresa sindical no es alguien que asegure una defensa virtuosa de su caso, pues él mismo está manchado por presuntos actos de corrupción. Preocupa que la única pregunta que hizo Elba Esther en su primera comparecencia tras las rejas fue sobre el nombre de su abogado defensor, lo cual indica un claro desconocimiento de la pericia jurídica de quien llevará su caso. La popularidad presidencial irá en aumento, pero ¿bastará para contrarrestar la amplia red de compadrazgos y complicidades tejida por ella? La mitad de los gobiernos estatales ganados por el PRI, fueron en coalición con el PANAL; las estructuras de apoyo político ganados por la Sra. durante los doce años de gobiernos panistas, puede presentar también un dique y, aunque por ahora la dirigencia y las 32 Secciones del SNTE se han mostrado herméticas sobre la detención, su eventual movilización organizada, puede politizar al extremo la causa jurídica. ¿Le dejarán entonces el paso los Auditores a policías y soldados?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)