viernes, 1 de marzo de 2013

AUDITORES, ¿NI POLICÍAS, NI SOLDADOS?

Casi igual que Al Capone, la Sra. Gordillo es detenida por motivos fiscales. A diferencia del legendario capo, a Elba Esther se le acusa por formar parte de la delincuencia organizada y no nada más por evasión fiscal. Imposible separar en ambos casos qué tanto estas consignaciones influyen en el imperio de la ley y qué tanto son influidos por una intención política. Al Capone encarcelado fue el símbolo de la eficacia en la lucha contra la mafia del narcotráfico; la Sra. Gordillo procesada, representa un símbolo plausible de lucha contra la corrupción, de esperanza contra la impunidad y de combate al empoderamiento fáctico. Clientelismo, coronado por el corporativismo, pero que no es producto de elección alguna. Un poder que no consulta sino que impone por encima de la Constitución. Los signos políticos que rodean a doña Elba Esther, representan dardos muy bien calculados desde el poder instituido: la fecha escogida para detenerla, un día antes de la Asamblea General del Sindicato Nacional de Trabajadores al Servicio de la Educación (SNTE), que sería en Guadalajara, y un día después de anunciada la Reforma Educativa; la difusión oportuna de los cargos que por su magnitud y carácter, no admiten réplicas inmediatas que pudiesen poner en peligro los objetivos políticos buscados; el manejo impecable del debido procedimiento en la detención y el manejo televisivo del proceso que se está siguiendo en contra de ella, cubriendo los derechos humanos fundamentales. Por fortuna, estas operaciones no estuvieron a cargo de “García Luna Productions” ni por burdas maniobras publicitarias para mostrar a los detenidos como trofeos de guerra, presentados en horario triple A. Quedan las especulaciones y las apuestas por los escenarios futuros. Lo primero que se viene a la mente es si esta detención será replicable para la reforma petrolera, pues el caso de corrupción y manejo del dinero proveniente de cuotas sindicales es tan escandaloso en el STPRM, en el sindicato de electricistas, o en el sidicato minero-metalúrgico, como lo es en el SNTE. También especulamos si se trata de una Política de Estado, más allá de un caso en el que el gobierno busca mostrar músculo y de alguna manera recuperar el poder corporativo en el sindicato más grande de Latinoamérica para favorecer al nuevo PRI. Porque la expectativa central gira en torno de la democracia sindical. Y desafortunadamente, no hay signos contrarios que indiquen un espíritu reformista que beneficie a los trabajadores, como se pudo constatar con la Reforma Laboral. Con seguridad, el respaldo al gobierno federal se incrementará, como producto de la detención y, esperemos, el enjuiciamiento de la Sra. Gordillo bajo el debido proceso. El abogado de la lideresa sindical no es alguien que asegure una defensa virtuosa de su caso, pues él mismo está manchado por presuntos actos de corrupción. Preocupa que la única pregunta que hizo Elba Esther en su primera comparecencia tras las rejas fue sobre el nombre de su abogado defensor, lo cual indica un claro desconocimiento de la pericia jurídica de quien llevará su caso. La popularidad presidencial irá en aumento, pero ¿bastará para contrarrestar la amplia red de compadrazgos y complicidades tejida por ella? La mitad de los gobiernos estatales ganados por el PRI, fueron en coalición con el PANAL; las estructuras de apoyo político ganados por la Sra. durante los doce años de gobiernos panistas, puede presentar también un dique y, aunque por ahora la dirigencia y las 32 Secciones del SNTE se han mostrado herméticas sobre la detención, su eventual movilización organizada, puede politizar al extremo la causa jurídica. ¿Le dejarán entonces el paso los Auditores a policías y soldados?

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